Compras de Ciel

Salimos del hotel y recorrimos un par de calles hasta llegar a una enorme calle llena de todo tipo de tiendas y puestos, practicamente se podia encontrar de todo, desde comida hasta muebles.
Guié a Ciel un poco hasta la tienda de ropa más famosa, tomando callejones como atajo para evitar a la muchedumbre que iba y venia en todas las direcciones cargada de bolsas de variados colores.
-Bueno, espero que aquí haya algo de tu gusto-

-Pues... creo que lo primero antes que nada sería bueno... comprar ropa para la noche e interior... -musité azorada mientras bajaba la mirada, incapaz de fijarla en cualquier otro sitio-. Y luego ya algún vestido o algo para no llevar siempre lo mismo, para variar -añadí rápidamente-. Si encuentras algo que te guste dímelo... no quisiera que tuvieses que acompañarme como una sirvienta, también puedes buscar algo para tí -terminé sonriendo.

Le cogí ´de la mano y comencé a tirar de él entre la muchedumbre, yendo directa a una tienda de lencería y ropa femenina donde parecía que iba a encontrar lo que necesitaba primeramente.

Entre en la tienda forzado por Ciel, intentaba tapar mi cara con el flequillo ya que me sentía avergonzado de que la mayoria de mujeres que estaban comprando nos miraran y rieran de manera extraña, suponía que daban por echo que eramos una pareja.
Realmente estaba avergonzado de todas las miradas, y me limitaba a seguir a Ciel por la tienda mientras miraba la ropa que más le gustaba.
-Ese pijama te quedaria bien...- comenté al ver como examinaba un pijama de tonos verdes.

Me reí con ganas antes de dejar el pijama de nuevo, no sin antes de mirarlo con algo de cariño.

-Es posible, pero... me da que con mi pelo no demasiado -dije alegre cogiendo otro de un suave tono rosa pastel, de pantalón largo y, curiosamente, la camiseta corta con un adorable conejito en la parte frontal, blanco al igual que las mangas-. ¿Y éste que tal? -Pregunté poniéndomelo por encima y dar un gracil giro-. Aunque quizás termine cogiendo una camisa cómoda, dormí a gusto con la tuya -añadí feliz mientras, con las prendas en mano, comenzaba a buscar por la parte de lencería.

-Te queda genial Ciel...- respondí con la cabeja hacia abajo, procurando que no se me notara el tono tomate que estaba adquiriendo mi cara.
Me limite a seguir a Ciel mientras miraba la ropa interior que le gustaba, en todo momento mantenía la cabeza baja para que no se diese cuenta de mi sonrojo ni de mis nervios.

Había comenzado a curiosear la ropa interior, básicamente negra y blanca, cuando alcé la mirada y vi a Airo, rojo como un tomate y completamente azorado.

"Que lindo" pensé simplemente con una sonrisa mientras cogía aquella ropa que más me agradaba y la ponía en una cesta para llevar la compra.

-Oye Airo-kun... -dije casi ronroneando mientras me ponía frente a él, sujetando la cesta con ambas manos-. Si quieres puedes esperarme fuera, aunque ahora necesitaré algo de tu ayuda -añadí ya comenzando a caminar a la sección de ropa normal-. No es que tenga mal gusto, pero tu opinión me sería muy útil.

-Da igual... te acompaño- me sentí aliviado por un momento, al menos iba a ver la ropa normal, era mucho menos vergonzoso para mí que estar paseando entre ropa interior de mujer.
Llegamos a un pequeño pasillo donde Ciel se puso a curiosear ropa de color rojo pastel, de estilo parecido al que llevaba. Entonces sentí lo mismo que cuando estabamos en la habitación del hotel, queria aprisionarla entre mis brazos y no dejarla escapar nunca.

-Mmm... éste no me convence -dije deshechando el rojo mientras agarraba uno de tono leonino-. Éste tampoco... Ni este... Éste quizás.

Poco a poco fui cogiendo o deshechando vestidos y colocándolos sobre la cesta con cuidado, haciendo una pequeña pila de unos cinco, pero ninguno terminaba de entusiasmarme. Estaba a punto de irme a ver las camisas cuando vi uno que me llamó la antención, doblado en un estante algo.

-Airo-kun... ¿podrías alzarme para alcanzar ese vestido? -Le pedí mientras intentaba llegar a la prenda, idéntica a la que llevaba el maniquí: sencilla, sin adornos, blanca como la nieve y sin mangas, sin dejar escote pero con una cinta nívea también, probablemente para llevar al cuello-. Me gusta.

Levante la mirada lentamente al oir la petición de Ciel, y entonces me encontre con sus finas piernas, por algún motivo no podía avanzar la velocidad y ayudarle a cojer el vestido, mi vista avanzaba lentamente examinando cada centimetro, seguramente si alguien mirara pensaria que era un pervertido, pero nada más lejos de la realidad. La belleza de ciel me tenia absorto en mis pensamientos hasta que levante la vista demasiado despacio y me encontre con el limite de su vestido, una ropa interior negra asomaba inocentemente en el intento de su propietaria de agarrar aquel vestido.
Aparte mi mirada rápidamente y cogí el vestido de donde estaba para darselo a Ciel.
-Estaras preciosa... seguro- comenté mientras lo guardaba en la cesta.

Le respondí el halago con una cálida sonrisa. Cargando con la cesta, me dirigí hacia la parte donde estaban las blusas y comencé a ojearlas, en busca de alguna que me agradase y me sirviese para dormir los días calurosos.

"Que... extraño, últimamente sonrío con más frecuencia" pensé con algo de curiosidad y no sin cierta felicidad y complacencia que anidaban en mi corazón al igual que una calidez que había insistido en instalarse.

Al final me decanté por una sencilla blusa, blanca y sin motivos o estampado, pero cuya tela se me antojaba dócil y suave. Feliz por haber encontrado algo que me gustase, me dirigí al probador.

-Espero que no te importe esperarme aquí fuera -le dije a Airo mientras cerraba la cortina y comenzaba a desnudarme para probarme el vestido blanco primero-. En seguida terminaré y podremos ir a ver algo para ti.

-Tengo ropa de sobra, no hace falta-
Me quede esperando en la puerta del probador mientras se probaba toda la ropa que había cogido, la cortina no tapaba completamente el probador por lo que podia er como se desplazaba torpemente al intentar ponerse alguna cosas. Solté una leve risita al ver como daba saltitos de un lado para otro intentando que la ropa, probablemente enrrollada, se pusiera donde debía.

Poco a poco probándome los vestidos y la blusa, deshechando algunos y quedándome con unos pocos. Al final me quedé con el vestido blanco, la blusa y me estaba probando un último vestido: uno azul celeste que se cogía en el hombro izquierdo, dejando el derecho al desnudo; la manga izquierda formaba uno con el vestido, cubriendo la mano, pero la derecha era una pieza a parte que comenzaba a partir de medio brazo y que, al igual que la hermana, se ensanchaba un poco a medio antebrazo para también llegar a cubrir la mano, mientras que el cuerpo del vestido se ajustaba bien hasta llegar a las rodillas en una falda caída.

Con timidez, corrí la cortina del probador a un lado y me presenté frente a Airo algo azorada y llena de timidez.

-Este vestido no termina de convencerme... sería para las noches de gala imagino... -comencé titubeando-. ¿Qué tal estoy?

-Ge...genial...- me quedé sin habla al ver a Ciel con ese vestido, estaba preciosa, parecia un angel.
-Por cierto... se te cayo esto...- dijé mostrando una cinta para el cuello que pertenecía a aquel vestido, seguramente se había caido por uno de los pequeños huecos de la cesta.

-Oh, vaya -musité cogiendo la cinta, era suave...

Miré la cinta en mi mano, y traté de ponermela bien sin éxito. Refunfuñando, desistí y se la extendí a Airo.

- ¿Podrías ayudarme a ponérmela? No lo logro yo sola -le pedí volviéndome y levantándome algo el pelo para que le fuera más sencillo.

Cogí la cinta para el cuello de la mano de ciel intentando no rozar su piel para no ponerme más colorado, ya estaba cogiendo cierto parecido a una remolacha.
Me acerqué a ella y coloqué la cinta suavemente en su cuello, cerré el sistema de clip que tenía la gargantilla y se quedo en el cuello de Ciel.
-Ya está...- dijé mientras me sepraba un poco de ella.

Me miré en el espejo del probador, dando algunas vueltas para verme bien.

-¡Sip, creo que me lo quedaré! -Dije alegre mirando a Airo.

Contenta, aparté las dos piezas de ropa que había escogido a un lado y dejé el resto a la entrada para que la dependienta las recogiera y se las llevara y, una vez dentro de nuevo, sin querrer cerré mal la cortina dejándola a medio correr y me desvestí para volver a llevar el traje negro y blanco que era habitual en mí.

-Listo, paguemos y vámonos a ver más tiendas, ¿vale? -Sugerí sacando una targeta de crédito-. Por una vez, ser "hijo" de mis padres servirá -añadí maliciosamente, llevando en la otra mano la cesta con el conjunto celeste, la blusa y el vestido blancos y la ropa de lencería.

-Mientras no vayamos a ver más lenceria...- murmuré mientras seguía a Ciel por la tienda hacía la salida, me sentí aliviado al salir por fin de aquí.

-No, yo ya terminé con lo que necesito -respondí mientras recibía el recivo conforme la ropa estaba pagada, metiéndolo todo en una bolsa.

Salí a la calle una vez terminado todo. Respiré hondo satisfecha y miré al cielo, ya debía de ser cercano mediodía...

-Sí que he tardado... -musité con el ceño fruncido-. Al menos yo no tengo nada más que comprar para mí. ¿Tú quieres algo o ir a algún sitio?

-No... de momento no necesito nada...- respondí mientras me desperezaba, el calor de aquella tienda me había dejado un poco atontado.
-Sería mejor ir a comar ¿no?- sugerí mirando a los lados, buscando un buen atajo hacía la zona de restaurantes.
-Conozco un restaurante donde preparan todo tipo de platos deliciosos- dije guiando a Ciel hacía un pequeño callejon para evitar a la gente.

-Bueno... como quieras -dije encogiéndome de hombros-. No conozco ningún sitio yo, siempre he comido en la escuela... no tengo dinero para pagarla, sólo esta targeta que había logrado conseguir de mis padres y que seguro que pronto no valdrá para nada... -añadí apesadumbrada mientras miraba el trozo de plástico rectangular.